Nuevo Fiction
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Pareja Principal: Bill-Tom
Género: Slash
Advertencias: Incesto no relacionado, Drama, Romance, Misterio, Violencia Verbal, Basada en hechos reales.
Finalizado: No
Resumen:
"El séptimo instituto, grupo 402; dos chicos completamente diferentes y
una práctica en el laboratorio de física que decidirá si una amistad puede llegar
a algo más o simplemente el ser “Adolescente” les impide creer en el verdadero
amor."
Capítulo 1
Con un poco más de fuerza y aseguraba que rompería el
despertador de la tremenda zarpada del que fue sometido. No tenía culpa y nadie
podía dársela, era mucho más temprano que las 5 de la mañana; 4:35 para ser
exactos y ya tenía que levantarse para entrar a la preparatoria, mejor dicho,
su primer día en el instituto.
Tampoco tenía la culpa de vivir a hora y media del
colegio, pero era lo que había. Sabía que era difícil acreditar para una
institución como esa, pero lo había logrado y ahora tenía que pagar sus
obligaciones aunque tenga que comprarse un despertador diario.
—¡Ya levántate
Thomas! —gritó Simonne, quien ya sabía que a su pequeño hijo le costaba trabajo
(y era decir poco) el levantarse a altas horas de la madrugada.
Incluso a ella
también, que de no ser por su hijo a esa hora estaría durmiendo plácidamente y
soñando con sirenas que volaban, pero como Tom tenía obligación de ir a la
escuela, ella como madre también tenía la obligación y peso de conciencia
acompañarlo en sus arduos esfuerzos matutinos. Dándole la bendición antes de
que cruzase la puerta y preparándole el desayuno para que no adelgazara más de
lo que debería.
Unos ruidos en la
puerta de baño le dieron aviso que su pequeño ya estaba tomando su merecida
ducha para espabilarse sus ideas y despertar lo suficiente como para no pasarse
en el transporte que lo llevaría directo a la preparatoria.
—Ya casi estoy ma’,
solo alisto mis cosas y… ya. —informó con cansancio, ya había salido cambiado e
incluso perfumado.
Era bastante guapo,
incluso con su atuendo y sus raras rastas que se decían llamar ‘cabellos’. Le
hacían tener un estilo propio, tenía jovencitas atrás de él, afortunadamente
para Simonne, su pequeño rubio casi nunca se interesó en relaciones como esas,
pues siempre estaba un poco más interesado en los estudios, soñando llegar a
ser psicólogo y con una extraña obsesión por la música, especialmente las
guitarras.
Fue por eso que
siempre quiso una beca en una de las 9 preparatorias más solicitadas de entre
los jóvenes, que si bien eran “pagadas por el gobierno” (lo cual era incierto
totalmente) eran una de las más saturadas. Tom había elegido la preparatoria 7,
y había quedado a la primera; más orgullosa no podría estar.
Su sonrisa se ensanchó
al ver a su hijo entrar por la puerta de la cocina, con aquella expresión
emocionada y a la vez llena de miedo al ser su primer día en una escuela
totalmente nueva para él. Pero la felicidad ahí estaba intacta.
—¿Listo campeón?
—consintió la madre.
—Pues, quizás. Pero
estoy preparado y emocionado —respondió, sentándose en la mesa y tomando el bol
de cereal que su mamá le había preparado, empezando a degustar el sabor del que
estaba tan acostumbrado.
—Qué bueno… —comentó
Simonne, cruzándose de brazos y restregándolos para guardar calor, pues a esas
horas el frío era abrazante—. ¡Vaya, pero si tenías hambre muchachito! —ironizó
al ver lo rápido que acabó su hijo en comer.
—Sí bueno, también
necesito salir un poco más temprano, aún no me sé la ruta en la que tengo que
irme ni el camino, no quiero llegar tarde por pasarme una estación en el tren
subterráneo.
—A veces siento que
eres más responsable de lo que deberías, hasta ahora me siento muy orgullosa de
ti jovencito… no pude tener mejor hijo que el que tengo —Comenzó con su
discurso.
—Oh má, no empieces
por favor y en este caso entonces también estoy orgulloso de tener una madre
como tú, sin ti no sería lo que soy.
—Bueno ya párale que
me vas a hacer llorar. —Limpió lágrimas inexistentes pero que no dudaría que en
un momento a otro comenzarían a salir de la nada, debido a tanta emoción
—. Toma
tus cosas, es hora de irte mi amor.
El menor cogió sus
cosas, las apoyó en su hombro derecho y abrigó bien su chaqueta negra
—. Me voy
mami, nos vemos después, según mi horario saldré a la 1:40, quizás llegaré a
las 4 por mucho. Cuídate y nos vemos —Se despidió de una emocionada Simonne y
salió por la puerta un tanto nervioso.
Puede que su cuerpo
tambaleara de una manera no común, pero según él lo atribuía al frío intenso
que a altas horas de la mañana se dejaba sentir.
Caminó un tramo más
-5 calles para ser exacto- llegando a la entrada del tren subterráneo que
pasaba y dejaría directamente en su nueva escuela.
Una vez dentro,
entró en un apretadísimo vagón que aglomeraba un gentío que hacía que se
estampase en el frío vidrio por 20 minutos aproximadamente.
Ya una vez
transbordando y llegando a su destino, salió, meneando la cabeza en ritmo a la
canción que estaba escuchando por sus auriculares. Comenzó a caminar una vez
afuera, no estaba muy lejos del instituto y bien podría ejercitarse un poco en
su sedentaria vida tan perezosa que llevaba.
Cruzó la gran
avenida que diferenciaba diferentes calles, continuando su camino hasta otras
dos cuadras más para continuar la que ocupaba la escuela.
Era temprano, pero a
esa hora debía entrar. Eran casi exactamente las 7 de la mañana, le tocaba
dibujo en la sección B y aún no sabía cual era su salón.
Sacó su pequeña
hojita que aseguraba estar dentro de la institución y entre empujones por parte
del demás alumnado logró entrar a las pequeñas jardineras por donde se podía
ver la mayor parte de la escuela.
Era enorme, se
dividía por edificios, estaba el A, el B y el E. Su primera hora decía.
*402B-Dibujo B002*
—Hey, disculpa… ¿Sabes
dónde está el salón B002? —preguntó desubicado a una chica que pasaba cerca de
ahí.
—También eres de
cuarto año ¿Cierto?
—¿Cuarto? —dudó.
—Sí, nuevo ingreso.
—Ah, sí…
—Yo también… pero
ahora mismo tengo lógica, soy del 409. Y perdón, no sé dónde está ese salón.
—Oh vaya, qué
lástima… bueno, gracias eh…
—Luna… me llamo Luna
—Se presentó la chica.
—Mucho gusto Luna,
yo soy Tom, Tom Trümper… y gracias.
—No hay de qué…
búscalo en éste edificio, es el B… supongo que han de empezar desde allá.
Suerte.
No dio tiempo de
despedirse, pero había tenido una semana anteriormente para poder conocer la
escuela, aunque oficialmente ese era su primer día.
Sabía cual era el
edificio B, así que se dirigió ahí y empezó por donde le dijo Luna, encontrando
el salón B002 casi enseguida.
Con cansancio y
nerviosismo entró, sentándose en los pupitres que se situaban en la parte media
del salón, ni hasta atrás ni hasta adelante. Vio como demás compañeros iban
entrando hasta que se llenó el salón completamente y alguien ocupó el asiento a
su lado.
—¿No ha llegado el
profesor? —preguntó el chico al lado suyo.
—Eh… no, no ha
llegado.
—Bien, porque me fue
casi imposible llegar antes, ahora con que las preparatorias entramos hoy, los
camiones están llenísimos y el tráfico es horrible. ¿No te tocó?
—Bueno, me vengo por
el subterráneo, pero igual está atascadísimo.
—Sí bueno… eso es lo
malo del transporte público.
—Concuerdo contigo…
—Le sonrió sutilmente para voltear su vista hacia el celular que traía
en
manos.
—Me llamo Kay, Kay
Peterson. ¿Tú eres…? —Se presentó, esperando su nombre.
—Oh, que estúpido…
me llamo Tom, Tom Trümper —Estrecharon sus manos en un saludo afectuoso, justo
en el momento en el que el profesor cruzaba la puerta.
«—Muy buenos días
muchachos, mucho gusto en conocerlos, mi nombre es Eriberto García y soy
especialista en diseño gráfico. Imparto la materia de dibujo en la preparatoria
7… yo espero que…—» Se había presentado como cualquier maestro. A él le gustaba
mucho el dibujo, sabía un poco y sin duda esa materia sería una de sus
preferidas.
La clase había
terminado luego de las presentaciones como niños de pre-escolar y salió directo
a su salón, tenía la clase de español o lengua española como lo acordaba su
horario, pero debía ir al baño primero. Había salido de casa sin hacerlo ya
hora le estaba cobrando facturas.
Corrió a su salón
para apartar un buen lugar y se dirigió a los sanitarios, lo cual le costó
encontrarlo tras 10 minutos de búsqueda, dándose cuenta de que estaban
atascados, aún así su urgencia era tal que con las piernas apretadas decidió
esperar un poco más hasta tener un turno y poder vaciar su tan necesitada
vejiga.
Una vez con la cara
de absoluto placer por haber descansado ante tanta presión se fijó en su reloj
de mano, dándose cuenta que habían pasado ya 20 minutos y seguro que ya no lo
dejarían entrar.
Supuso que si daba
un maratón con esa velocidad, ganaba el oro. Pronto llegó solo vio una bulla
grande en el salón: el profesor no había llegado aún.
Respiró aliviado,
casi el corazón se le salía del susto y solo quedaba suspirar.
—¡Hey Tom! ¿Y esa
cara? —preguntó Kay, cuando llegó a él.
—Tenía unas ganas
tremendas de ir al baño y pensé que en lo que los encontré e hice mis
necesidades, el profesor no dejaría que entrara… me alarmé.
—Calma, que creo que
no nos han conseguido maestro de lengua española, o eso se dice… ya sabes.
—Sí claro… —Desvió
la mirada hacia afuera, donde aún pasaban alumnos de otros grados que apenas
entraban a clases.
—Oye Tom… —habló Kay
de nuevo—, quiero presentarte a un chico que acabo de conocer, es genial… mira,
¡Louis! —gritó a otro chico de cabello oscuro. Kay era pelirrojo.
—¿Qué pasó Kay? Me
has asustado tío… gritaste como un maldito desquiciado —Todos rieron.
—Quiero presentarte
a Tom, Tom, él es Louis Jeffern.
—Oh, un gusto —alagó
Tom, recibiendo lo propio.
—El gusto es mío.
*402 Geografía B205*
El problema fue
encontrar tal salón, era un verdadero dilema pero como buenos estudiantes
lograron hacerlo.
—¡Hey Tom, ven,
siéntate aquí con nosotros! —gritó Kay.
Y ahí se dirigió, en
la parte central trasera de todo el gran salón de geografía. Como todo, apenas
el profesor entró comenzó a presentarse y a trabajar en la primera unidad y los
temas que se verían.
La puerta se abrió
totalmente, haciendo ruido al estar todos callados y en él pasó un chico que
llamó completamente su atención.
Un chico alto,
delgado y con vestimentas negras entraba al salón. Llamó completamente su
atención. Esa hermosa carita que resaltaba más por el maquillaje y la sombra
negra que adornaba sus párpados, la boca entreabierta por la que dejaba pasar
bocanadas de aire al estar tan agitado.
—¿Puedo pasar? —dijo
aquel chico, con cara lastimera, conmoviendo al profesor.
—Claro que sí, por
favor trate de llegar más temprano para la próxima clase
—Sí profesor.
Pasó sigilosamente,
ignorando que el maestro había retomado la clase y se sentó en el primer
asiento libre que encontrara.
Se le había hecho
tarde. Sabía que tenía que pararse mucho más temprano de lo acostumbrado,
tomando en cuenta que vivía lejos, no mucho pero sí lo suficiente como para
contar más de media hora en el pasaje desde su casa hasta la prepa.
Había quedado en la
prepa 7 y en su primer día, tenía que llegar como siempre: tarde.
Apenas y le había
dado 3 mordidas a su tostada y terminar comiendo en el camino un yogurt bebible
de cereales con nuez. Que por cierto por poco y se bañaba entero con él en un
mal movimiento del transporte. Pero había llegado, mínimo para la 3º hora. Eso
ya era decir mucho.
«—¿Cómo sí tienes
tiempo para arreglarte y maquillarte así, pero no lo tienes para poder llegar
más temprano al colegio Bill? —» Reñía siempre su madre, y aunque le pudiese
dar la razón… siempre era lo mismo e incluso ya se había resignado.
Una vez que bajó del
camión se apresuró a entrar al instituto, perdiendo 15 minutos más en buscar el
salón y tras una bocanada de aire había entrado… interrumpiendo y llamando la
atención de todos. ¿Qué se quejaba? Le gustaba.
Apenas tomó asiento,
trató de poner atención en clase. Logrando la mitad del porcentaje esperado,
observando a todo mundo, eso siempre hacía.
Sus ojos divagaron
por todo el salón observando: una niña con coletitas de niña de 5 años, una emo
que no sabía siquiera cepillarse el cabello, la típica niña fresa que miraba
con alevosía sus uñas, los mismos estúpidos que se divertían aventando
papelitos y los demás que aún no socializaban y trataban de utilizar su tiempo
en el verde pizarrón que estaba frente suyo.
Su ceño se arrugó
cuando su vista llegó a un chico, cuya mirada la tenía fija en el pizarrón.
¿A
eso se le podía llamar cabello? Para él, no. ¿Y esas ropas? Jamás sería su
gusto… ¿y esa mirada de sicópata acosador pervertido? Solo le ayudó a alejar su
vista de él. La había sentido encima.
Definitivamente era
una loca escuela, con locos grupos… y locos compañeros. Y sí, definitivamente
era para él: estaba loco, no podía alejar su vista de él, mucho menos cuando le
vio obsequiarle una de las sonrisas más hermosas que hubiese visto jamás.
:D espero les haya gustado.
Si se les escapa un comentario o alguna crítica
la aceptaré completamente gustosa :)
un beso :*
Holaaaaaaaaaaaaaa~ Te jodo hasta en tu blog.<3 (?) JAJAJAJA, bueno, me metí a stalkear un poco y vi ésta fanfic. Que por lo visto sólo cuenta aún con un capítulo, ¿no?
ResponderEliminarEn fin, me gustó mucho. No puedo dar una crítica más "completa" porque esto sólo ha sido un capírulo más que todo introductorio, ¿a que sí?
Esperaré entonces a ver el que sigue. :3
Jajá sí, así es :) tengo el 2º pero... pienso escribir más de esto antes de colgar el siguiente, y no te preocupes :33 es bueno que me jodas x)
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