Último capítulo del día.
Buena noche! :)
Capítulo 4
Sorpresivamente y para contradecir a todas mis
suposiciones, esa noche pude dormir cual bebé después de un fresco y aromático
baño.
Desde anoche estaba pensando y pensando en lo que
precisamente hoy haría. No era preocupación… tampoco miedo… ¡Era pavor! Pero
algo hacía que todo esto fuera de lo más liviano para mí.
Al regresar de con Georg, pude ver a la chica esa
estúpida salir del cuarto de Tom, quien con una sonrisa de satisfacción iba y
una ira cubrió mis sistema, imaginándome todas las cosas que pudieron haber
hecho y, aunque me duela aceptarlo. Una ira de envidia y celos podría
describirlo mejor.
Con esa zorra se acompañaba un trenzado bastante
satisfecho podría decirlo yo. Quién puso sus ojos en mí una vez que esta tipa
se fue, frunciendo el seño al verme con Georg y, a altas horas de la noche, con
estas apariencias y, en estas condiciones… con Georg. No pude soportarlo más
claro, después de lo que había visto, era ilógico además, necesitaba
“descansar” y no hubo oportunidad de alguna comunicación oral entre ese trío de
personas. Incluyéndome claro. Decidí huir por mi propio bien.
Ahora me encuentro sentado en el centro de mi cama,
frotándome los ojos con pereza, al estar mitad dormido mitad consciente. Es
temprano para mí y una de las cosas que más disfruto y hago excelentemente es;
dormir.
Creo que es una de las cosas que más me caracteriza y de
las que, por desgracia, casi y prácticamente toda mi familia toma este
defecto/virtud, como una broma de mal gusto para mí, pero, que al final termina
sacándonos a todos una agradable y sincera sonrisa.
Y como siempre, tomando a mi gemelo en cuenta, es una de
las cosas que, según él, más admira de mi… poder dormir todo lo que puedo,
cuando y como quiero. Él sufre de insomnio, muy al contrario que yo. Tiene que
tomar unas pastillas de dosis ligera para poder conciliar el sueño por las
noches, a no ser claro, que esté muy cansado. Pero siempre tiene que cargar con
esas benditas píldoras mágicas como según él les hace llamar. Creo que en ese
aspecto siempre me ha envidiado. Si tengo 2 horas, y digo, dormiré. Lo hago.
Rápido. Si él tiene 2 horas, prefiere practicar guitarra, hacer cualquier
estupidez que se le venga en gana ya que, de sobra sabe, que siempre terminará
de mal humor por su falta de sueño. Pobre, no me imagino yo sin poder dormir
aunque, he de mencionar, que en estos últimos días lo he estado experimentando
– tan solo un poco – pero lo he estado haciendo.
Y de nuevo no sé porque hago esto otra vez. Siempre
suelo hacerlo y es cuando o pienso mucho o hablo demasiado. Cosa que, ambas,
son típicas en mí.
Y que de que me refiero… a salirme del tema inicial. Podría
estar hablando de una hermosa salida al parque con el amor de mi vida y
terminar hablando del pañal de mi sobrino que no tengo. Es algo que también me
caracteriza. Y que ahora me doy cuenta. Me ha dado facilidad para el verbo y el
vocabulario. Soy digno de una buena conversación y eso siempre me lo han dicho.
Alguien puede llegar y decirme “Hey, Hola Bill! Mira te
presento a Tito – callen, que no se me pudo ocurrir un mejor nombre, tomando en
cuenta que aún tallo mis ojos para desperezarme – y responder con un Hola…
terminar hablando de la novia del chico que es hermano de el novio de su
hermana que tuvo el accidente de caer de culo de las escaleras porque no supo
que habían limpiado su casa y claro, es un ejemplo, aunque puedo predecir y
recordar que a alguien cercano a mi le pasó eso… y no, no soy yo ni Tom, me
refiero a algún compañero del colegio, supongo que a alguien se le salió
contármelo, o que por mala suerte llegó a mis castos oídos. Claro, muy castos.
Y de nuevo lo hago… ¿Ven de lo que les hablo? Pero es
inevitable en mí.
No puedo estar callado ni en mis pensamientos. Justo lo
que estoy diciendo lo estoy pensando. Es algo loco e ilógico. Pero es real.
Bien, a lo que íbamos en el principio…
Terminé de tallarme los ojos y me dirigí al sanitario. Para
lavarme la cara, las manos, tomar una toalla y darme una larga y necesitada
ducha…
Hace un calor de los mil cojones pero, creo que con agua
realmente fría, se puede contrarrestar este calor inmenso.
Tengo toda la mañana. Una llamada me despertó, la cual
odié desde el inicio pero, fue para avisarme que, tenía el día libre, debido al
gran concierto de esta noche. Una noche que seguramente será inolvidable. Sea
para bien o para mal.
Saben de lo que hablo.
Sin embargo no quiero, al menos no ahorita, pensar en
las cosas inevitables.
Sentado en una gran tina, dándome un baño aromático con
olores exóticos, prefiero pensar en algo que seguramente se quedará en mi
imaginación. Pensando en algo que no pasará pero, que al fin, estoy pensando.
Disfrutando de la semana, de la mañana. Del momento.
Cierro los ojos e imagino que, Tom toca mi puerta, lo
puedo oír en mi mente y el rechinar de esta al ser abierta… seguida por la del
baño para que el me vea en como estoy, desnudo a su merced.
Camina directo hacia mí y me besa en los labios. Mis
dedos pasean por estos, simulando los roces de Tom con los míos y siendo tocado
por mi misma mano, deseando que sea la de él.
Paseándose jodidamente bien por
todo mi cuerpo para, después, detenerse en una sola parte, sacando un jadeo de
mis fruncidos labios.
El está arrodillado, bajándose la bragueta mientras con
su mano rodea mi carne caliente, que se encuentra totalmente erguida.
Besa mi cuello, lamiéndolo y mordiéndolo en el proceso
mientras su mano con fuerza sube y baja en mi longitud. Endureciéndolo
muchísimo más.
Pasan minutos en los que lo pienso junto a mí. Autor de
esos placenteros toques.
Desnudo, a mi merced y yo a la suya. Frotándonos,
excitándonos, jadeando, gimiendo, sudados, besándonos… corriéndonos.
Aumento la velocidad… furiosa, rápida, desesperada…
jadeo… jadeo su nombre sonoramente inaudible.
—Ahh… mmm—mi pecho sube y baja, como mi mano desesperada
en mi miembro— sssss…. Haahhh Tom!! —más velocidad si se puede… joder que estoy
cerca.
Cerca de otra pajeada pensando en ti, en que me tocas
como únicamente sueño yo. En que me complaces como únicamente estoy yo
dispuesto. En que eres solo mío así como yo también soy tuyo aunque tú no lo
sepas.
—Ahhh!!! —sí, otras dos más, otras dos más! —TOM!!!!!
—grité tu nombre cuando el placer fue tanto que mis sentidos se detuvieron. Que
mi voz se apagó y que mi mente quedó en blanco. Cuando mi mano se empapó de ese
semen.
Segundos, minutos pasaron y yo seguía en la tina llena
de agua tibia que pasaba por mi cuerpo. Hasta que fui consciente del momento de
nuevo.
Al salir… como siempre me dispuse a arreglar. Tenía que
estar a las 7 en el escenario donde se presentaría el concierto para ensayar
por última vez y detallar la entrada y atuendos.
En el momento del ensayo estaba sumamente nervioso y por
dos motivos que por supuesto ya sabrán: uno, el concierto y dos, mi hermano,
pero, como siempre Georg me calmó mis ansias. Pude hablar con él “Libremente”
por ratos.
—Entonces… ¿estás seguro? — me preguntó una vez que, por
lo menos, nos alejamos unos 2 metros de los demás. Por desgracia,
sospechosamente y ¿Cómo lo sé? Pues por las miradas que me gané de Tom, y un
confundido Gustav. ¿No creerán que… ? ¡Bah por dios! —esta noche…
—sí, esta noche será, después del concierto, ni bien
lleguemos a los camerinos. ¿Sabes? Me siento seguro en ese lugar.
—donde sea amigo, pero hazlo… tienes mi apoyo y lo
sabes, estaré cerca por algún acontecimiento que suceda y no puedas manejarlo
por ti mismo.
—entonces eres mi ángel guardián—solté una risita floja,
pero verdad sobraba.
El ensayo pasó como rayo. Como siempre, como todo, como
se supone lo acostumbramos.
Y el concierto. Pude liberarme…
Canté… canté con todas mis fuerzas, liberándome de esa
presión que se empezaba a formar en mi corazón porque… al final de este
concierto, se definiría mi destino, mi felicidad o mi agonía. Mi vida.
Apoyo tengo, no estoy solo físicamente y lo sé. Sin
embargo, para mí hay un todo como todos.
Y ese todo es Tom. Sin él, no sé que
sería de mí y no soportaría que me despreciase.
Y en menos de lo que sentí un sutil parpadeo de mis ojos
y un mísero latido de mi alocado corazón. Mi tiempo se acabó.
No lo tengo, el tiempo no es mío y, tomando en cuenta de
que éste siempre ha estado en contra mía, era obvio que en esta ocasión se empecinase
a hacer lo que le viniera en gana con mis emociones.
Estaba volviendo a camerinos. Para cambiarnos. Con Tom.
Estábamos callados, cansados, y solo recibí unas
pequeñas palmadas en la espalda por parte de Georg antes de que éste
desapareciese con Gustav en la puerta de al lado.
—¡A estado increíble! —decía un emocionado Tom delante
de mí.
—sí, eso, increíble—la verdad es que estaba tan sumido
en mis pensamientos que, no era consciente de lo que mi igual emitía de sus
hermosos labios.
—Bill… ¿Estás bien? —un revoloteo en mi estómago me hizo
saber que, únicamente hacía caso a lo que le convenía… se volvía a preocupar
por mi… ¿Qué mejor? —te noto extraño desde anoche…
—si estoy bien… únicamente me preocupa algo… algo muy
grave para mi, nada de importancia para ti… no se qué hacer… estoy
asustado…—decidí echarle de una vez el sermón que vengo ensayando desde que mis
ojos se pasearon por el exterior de mi persona
—pero, no sé por dónde empezar.
—supongo que desde el principio—dijo obvio y tratando de
liberar la tensión, pero, no funcionó.
—agg… dios Tom… es enserio—contrarresté, no podía no
ahora, no.
—tranquilo, todo saldrá bien… ¿Confías en mí? —de nuevo…
¿Qué clase de pregunta es esa?
—¿Todavía lo dudas?
—entonces platícame… ¿Qué es eso que te trae así? —ufff…
tampoco tan rápido!
—te tengo confianza Tom, pero te conozco y sé que no lo
tomarás bien… yo… tengo miedo a tu reacción… a que me desprecies
—¿Despreciarte? ¿A ti? —me miró incrédulo— ¿Es enserio?
—no es algo común y a la ligera… puede que lo hagas Tom…
—vamos Bill… escúchame… Así seas un asesino… Jamás…
Jamás te despreciaría…
—¿Es una promesa?
—Lo prometo gatito…—amaba cuando me decía así.
—vale… tengo miedo pero… tengo que decírtelo Tommy
—vamos… te escucho—se recargó en el pequeño tocador que
yacía atrás de él, mientras yo empezaba a hiperventilar. Era mi momento.
—bueno, es que, no sé cuando comenzó esto… no sé porque…
es enfermo lo sé… pero, es inevitable… intenté detenerlo, intenté por todas las
formas pero no pude…—me miraba con esos ojos tratando de descifrar mis
palabras—Tom… sé que eres mi hermano… mi gemelo… el mejor de todos pero no
puedo verte así—su cara pasó a tener expresión alguna—no puedo verte como mi
hermano porque te veo como hombre…—mi miró y mi corazón se detuvo… es ahora o nunca—un
hombre del que me enamoré perdidamente…
Su cara no mostraba emoción, resentimiento… ¡Nada! no
sabía qué hacer, quería huir, quería no se qué… quería que dijera algo… ¡Algo!
pero no decía nada…
—es broma…—habló después de varios minutos.
—no…
—lo es…—insistió, seguro, casi obligándome a decir que
si.
—no Tom, no lo es, qué más quisiera que únicamente fuera
eso... pero te amo…
—¿estás enfermo verdad? —no me lo esperaba, mis temores
eran ciertos…
—puede… pero por ti, no sé qué hacer… ¡por dios! Dime algo…—mis
ojos empezaban a nublarse…
—es que no te creo Bill, no puede ser cierto…
—permíteme demostrártelo…
—y ¿cómo? ¿Enviándome flores? ¿Cortejándome? —esas
palabras me dolieron como una
puta madre… pero debía intentarlo un última vez
por hoy…
—no…—tomé fuerzas—así…—y lo besé…
Se quedó frío lo sé… pero era la única forma de
demostrárselo... demostrarle mi amor incondicional y verdadero… que estaría
dispuesto a todo por él…
Pero eso se quedó únicamente en mi mente… sí, se quedó
en shock… pero al reaccionar… todas sus fuerzas se concentraron en un solo
lugar… sus manos.
Las manos que inmediatamente se posaron frente a mi
pecho y empujaron con una fuerza bestial que hicieron que callera de culo al
suelo y golpearme con la pared detrás de mí.
Dolió… dolió como mil cuchilladas
pero, no tanto como mi corazón en ese momento. Moriría.
Me miró con desprecio… con repugnancia y lo sentía… lo
pude ver… Después de todo los gemelos si tienen conexión… y el sentía eso por
mí.
“Jamás te despreciaría”
Esas palabras retumbaron en mi cabeza… lo prometió… me
lo prometió a mí… ¿sería capaz de no cumplirla? Espero que no…
Rápidamente corrió a la puerta… con miedo… con desprecio
en su mirada… solo pude escuchar un murmullo hacia mi… un claro murmullo…
—Enfermo y despreciable—fue lo último que oí de ti
Entonces lo entendí… rompiste tu promesa…
Me desprecias.
Buenas noches, y perdón de nuevo.