lunes, 29 de abril de 2013

Looking at the Sky - Capítulo 4

Último capítulo del día.
Buena noche! :)


Capítulo 4

Sorpresivamente y para contradecir a todas mis suposiciones, esa noche pude dormir cual bebé después de un fresco y aromático baño.

Desde anoche estaba pensando y pensando en lo que precisamente hoy haría. No era preocupación… tampoco miedo… ¡Era pavor! Pero algo hacía que todo esto fuera de lo más liviano para mí.

Al regresar de con Georg, pude ver a la chica esa estúpida salir del cuarto de Tom, quien con una sonrisa de satisfacción iba y una ira cubrió mis sistema, imaginándome todas las cosas que pudieron haber hecho y, aunque me duela aceptarlo. Una ira de envidia y celos podría describirlo mejor.

Con esa zorra se acompañaba un trenzado bastante satisfecho podría decirlo yo. Quién puso sus ojos en mí una vez que esta tipa se fue, frunciendo el seño al verme con Georg y, a altas horas de la noche, con estas apariencias y, en estas condiciones… con Georg. No pude soportarlo más claro, después de lo que había visto, era ilógico además, necesitaba “descansar” y no hubo oportunidad de alguna comunicación oral entre ese trío de personas. Incluyéndome claro. Decidí huir por mi propio bien.

Ahora me encuentro sentado en el centro de mi cama, frotándome los ojos con pereza, al estar mitad dormido mitad consciente. Es temprano para mí y una de las cosas que más disfruto y hago excelentemente es; dormir.

Creo que es una de las cosas que más me caracteriza y de las que, por desgracia, casi y prácticamente toda mi familia toma este defecto/virtud, como una broma de mal gusto para mí, pero, que al final termina sacándonos a todos una agradable y sincera sonrisa.

Y como siempre, tomando a mi gemelo en cuenta, es una de las cosas que, según él, más admira de mi… poder dormir todo lo que puedo, cuando y como quiero. Él sufre de insomnio, muy al contrario que yo. Tiene que tomar unas pastillas de dosis ligera para poder conciliar el sueño por las noches, a no ser claro, que esté muy cansado. Pero siempre tiene que cargar con esas benditas píldoras mágicas como según él les hace llamar. Creo que en ese aspecto siempre me ha envidiado. Si tengo 2 horas, y digo, dormiré. Lo hago. Rápido. Si él tiene 2 horas, prefiere practicar guitarra, hacer cualquier estupidez que se le venga en gana ya que, de sobra sabe, que siempre terminará de mal humor por su falta de sueño. Pobre, no me imagino yo sin poder dormir aunque, he de mencionar, que en estos últimos días lo he estado experimentando – tan solo un poco – pero lo he estado haciendo.

Y de nuevo no sé porque hago esto otra vez. Siempre suelo hacerlo y es cuando o pienso mucho o hablo demasiado. Cosa que, ambas, son típicas en mí.
Y que de que me refiero… a salirme del tema inicial. Podría estar hablando de una hermosa salida al parque con el amor de mi vida y terminar hablando del pañal de mi sobrino que no tengo. Es algo que también me caracteriza. Y que ahora me doy cuenta. Me ha dado facilidad para el verbo y el vocabulario. Soy digno de una buena conversación y eso siempre me lo han dicho.

Alguien puede llegar y decirme “Hey, Hola Bill! Mira te presento a Tito – callen, que no se me pudo ocurrir un mejor nombre, tomando en cuenta que aún tallo mis ojos para desperezarme – y responder con un Hola… terminar hablando de la novia del chico que es hermano de el novio de su hermana que tuvo el accidente de caer de culo de las escaleras porque no supo que habían limpiado su casa y claro, es un ejemplo, aunque puedo predecir y recordar que a alguien cercano a mi le pasó eso… y no, no soy yo ni Tom, me refiero a algún compañero del colegio, supongo que a alguien se le salió contármelo, o que por mala suerte llegó a mis castos oídos. Claro, muy castos.

Y de nuevo lo hago… ¿Ven de lo que les hablo? Pero es inevitable en mí.
No puedo estar callado ni en mis pensamientos. Justo lo que estoy diciendo lo estoy pensando. Es algo loco e ilógico. Pero es real.

Bien, a lo que íbamos en el principio…

Terminé de tallarme los ojos y me dirigí al sanitario. Para lavarme la cara, las manos, tomar una toalla y darme una larga y necesitada ducha…
Hace un calor de los mil cojones pero, creo que con agua realmente fría, se puede contrarrestar este calor inmenso.

Tengo toda la mañana. Una llamada me despertó, la cual odié desde el inicio pero, fue para avisarme que, tenía el día libre, debido al gran concierto de esta noche. Una noche que seguramente será inolvidable. Sea para bien o para mal.

Saben de lo que hablo.

Sin embargo no quiero, al menos no ahorita, pensar en las cosas inevitables.

Sentado en una gran tina, dándome un baño aromático con olores exóticos, prefiero pensar en algo que seguramente se quedará en mi imaginación. Pensando en algo que no pasará pero, que al fin, estoy pensando. Disfrutando de la semana, de la mañana. Del momento.

Cierro los ojos e imagino que, Tom toca mi puerta, lo puedo oír en mi mente y el rechinar de esta al ser abierta… seguida por la del baño para que el me vea en como estoy, desnudo a su merced.

Camina directo hacia mí y me besa en los labios. Mis dedos pasean por estos, simulando los roces de Tom con los míos y siendo tocado por mi misma mano, deseando que sea la de él. 

Paseándose jodidamente bien por todo mi cuerpo para, después, detenerse en una sola parte, sacando un jadeo de mis fruncidos labios.

El está arrodillado, bajándose la bragueta mientras con su mano rodea mi carne caliente, que se encuentra totalmente erguida.

Besa mi cuello, lamiéndolo y mordiéndolo en el proceso mientras su mano con fuerza sube y baja en mi longitud. Endureciéndolo muchísimo más.

Pasan minutos en los que lo pienso junto a mí. Autor de esos placenteros toques.
Desnudo, a mi merced y yo a la suya. Frotándonos, excitándonos, jadeando, gimiendo, sudados, besándonos… corriéndonos.

Aumento la velocidad… furiosa, rápida, desesperada… jadeo… jadeo su nombre sonoramente inaudible.

—Ahh… mmm—mi pecho sube y baja, como mi mano desesperada en mi miembro— sssss…. Haahhh Tom!! —más velocidad si se puede… joder que estoy cerca.
Cerca de otra pajeada pensando en ti, en que me tocas como únicamente sueño yo. En que me complaces como únicamente estoy yo dispuesto. En que eres solo mío así como yo también soy tuyo aunque tú no lo sepas. 

—Ahhh!!! —sí, otras dos más, otras dos más! —TOM!!!!! —grité tu nombre cuando el placer fue tanto que mis sentidos se detuvieron. Que mi voz se apagó y que mi mente quedó en blanco. Cuando mi mano se empapó de ese semen.

Segundos, minutos pasaron y yo seguía en la tina llena de agua tibia que pasaba por mi cuerpo. Hasta que fui consciente del momento de nuevo.

Al salir… como siempre me dispuse a arreglar. Tenía que estar a las 7 en el escenario donde se presentaría el concierto para ensayar por última vez y detallar la entrada y atuendos.

En el momento del ensayo estaba sumamente nervioso y por dos motivos que por supuesto ya sabrán: uno, el concierto y dos, mi hermano, pero, como siempre Georg me calmó mis ansias. Pude hablar con él “Libremente” por ratos.

—Entonces… ¿estás seguro? — me preguntó una vez que, por lo menos, nos alejamos unos 2 metros de los demás. Por desgracia, sospechosamente y ¿Cómo lo sé? Pues por las miradas que me gané de Tom, y un confundido Gustav. ¿No creerán que… ? ¡Bah por dios! —esta noche…

—sí, esta noche será, después del concierto, ni bien lleguemos a los camerinos. ¿Sabes? Me siento seguro en ese lugar.

—donde sea amigo, pero hazlo… tienes mi apoyo y lo sabes, estaré cerca por algún acontecimiento que suceda y no puedas manejarlo por ti mismo.

—entonces eres mi ángel guardián—solté una risita floja, pero verdad sobraba.

El ensayo pasó como rayo. Como siempre, como todo, como se supone lo acostumbramos.
Y el concierto. Pude liberarme…

Canté… canté con todas mis fuerzas, liberándome de esa presión que se empezaba a formar en mi corazón porque… al final de este concierto, se definiría mi destino, mi felicidad o mi agonía. Mi vida.

Apoyo tengo, no estoy solo físicamente y lo sé. Sin embargo, para mí hay un todo como todos. 

Y ese todo es Tom. Sin él, no sé que sería de mí y no soportaría que me despreciase.

Y en menos de lo que sentí un sutil parpadeo de mis ojos y un mísero latido de mi alocado corazón. Mi tiempo se acabó.

No lo tengo, el tiempo no es mío y, tomando en cuenta de que éste siempre ha estado en contra mía, era obvio que en esta ocasión se empecinase a hacer lo que le viniera en gana con mis emociones.

Estaba volviendo a camerinos. Para cambiarnos. Con Tom.

Estábamos callados, cansados, y solo recibí unas pequeñas palmadas en la espalda por parte de Georg antes de que éste desapareciese con Gustav en la puerta de al lado.

—¡A estado increíble! —decía un emocionado Tom delante de mí.

—sí, eso, increíble—la verdad es que estaba tan sumido en mis pensamientos que, no era consciente de lo que mi igual emitía de sus hermosos labios.

—Bill… ¿Estás bien? —un revoloteo en mi estómago me hizo saber que, únicamente hacía caso a lo que le convenía… se volvía a preocupar por mi… ¿Qué mejor? —te noto extraño desde anoche…

—si estoy bien… únicamente me preocupa algo… algo muy grave para mi, nada de importancia para ti… no se qué hacer… estoy asustado…—decidí echarle de una vez el sermón que vengo ensayando desde que mis ojos se pasearon por el exterior de mi persona

—pero, no sé por dónde empezar.

—supongo que desde el principio—dijo obvio y tratando de liberar la tensión, pero, no funcionó.

—agg… dios Tom… es enserio—contrarresté, no podía no ahora, no.

—tranquilo, todo saldrá bien… ¿Confías en mí? —de nuevo… ¿Qué clase de pregunta es esa?

—¿Todavía lo dudas?

—entonces platícame… ¿Qué es eso que te trae así? —ufff… tampoco tan rápido!

—te tengo confianza Tom, pero te conozco y sé que no lo tomarás bien… yo… tengo miedo a tu reacción… a que me desprecies

—¿Despreciarte? ¿A ti? —me miró incrédulo— ¿Es enserio?

—no es algo común y a la ligera… puede que lo hagas Tom…

—vamos Bill… escúchame… Así seas un asesino… Jamás… Jamás te despreciaría…

—¿Es una promesa?

—Lo prometo gatito…—amaba cuando me decía así.

—vale… tengo miedo pero… tengo que decírtelo Tommy

—vamos… te escucho—se recargó en el pequeño tocador que yacía atrás de él, mientras yo empezaba a hiperventilar. Era mi momento.

—bueno, es que, no sé cuando comenzó esto… no sé porque… es enfermo lo sé… pero, es inevitable… intenté detenerlo, intenté por todas las formas pero no pude…—me miraba con esos ojos tratando de descifrar mis palabras—Tom… sé que eres mi hermano… mi gemelo… el mejor de todos pero no puedo verte así—su cara pasó a tener expresión alguna—no puedo verte como mi hermano porque te veo como hombre…—mi miró y mi corazón se detuvo… es ahora o nunca—un hombre del que me enamoré perdidamente…

Su cara no mostraba emoción, resentimiento… ¡Nada! no sabía qué hacer, quería huir, quería no se qué… quería que dijera algo… ¡Algo! pero no decía nada…

—es broma…—habló después de varios minutos.

—no…

—lo es…—insistió, seguro, casi obligándome a decir que si.

—no Tom, no lo es, qué más quisiera que únicamente fuera eso... pero te amo…

—¿estás enfermo verdad? —no me lo esperaba, mis temores eran ciertos…

—puede… pero por ti, no sé qué hacer… ¡por dios! Dime algo…—mis ojos empezaban a nublarse…

—es que no te creo Bill, no puede ser cierto…

—permíteme demostrártelo…

—y ¿cómo? ¿Enviándome flores? ¿Cortejándome? —esas palabras me dolieron como una 
puta madre… pero debía intentarlo un última vez por hoy…

—no…—tomé fuerzas—así…—y lo besé…

Se quedó frío lo sé… pero era la única forma de demostrárselo... demostrarle mi amor incondicional y verdadero… que estaría dispuesto a todo por él…

Pero eso se quedó únicamente en mi mente… sí, se quedó en shock… pero al reaccionar… todas sus fuerzas se concentraron en un solo lugar… sus manos.

Las manos que inmediatamente se posaron frente a mi pecho y empujaron con una fuerza bestial que hicieron que callera de culo al suelo y golpearme con la pared detrás de mí. 

Dolió… dolió como mil cuchilladas pero, no tanto como mi corazón en ese momento. Moriría.
Me miró con desprecio… con repugnancia y lo sentía… lo pude ver… Después de todo los gemelos si tienen conexión… y el sentía eso por mí.

“Jamás te despreciaría”

Esas palabras retumbaron en mi cabeza… lo prometió… me lo prometió a mí… ¿sería capaz de no cumplirla? Espero que no…

Rápidamente corrió a la puerta… con miedo… con desprecio en su mirada… solo pude escuchar un murmullo hacia mi… un claro murmullo…

—Enfermo y despreciable—fue lo último que oí de ti

Entonces lo entendí… rompiste tu promesa…

Me desprecias.


Buenas noches, y perdón de nuevo.

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