ACTUALIZACIÓN :)
capítulo 2 ^^'
Espero les guste :)
Capítulo 2
Ensayo tras ensayo, mi igual no deja mi mente en paz.
Dios es grande y hace que las letras de las canciones no abandonen mi
olvidadiza y distraída mente.
¡Valla favor!
Lo único que puedo hacer, consciente o inconsciente
mente, es pasar mis ojos en su escultural cuerpo y admirar mi belleza, esa la
de mi igual, la de mi gemelo, pero una belleza diferente a la mía. De la cual
me enamoré.
Creo que eso es fácil de observar en los conciertos, por
más que intento, hay momentos en los que no puedo resistir mis propias acciones
y termino recitando mi voz a mi único hermano que, en la mayoría de las veces;
una sola acción hace que casi falle. Sonreír.
Cuándo me dedica esa sonrisa mi mundo cambia
completamente. Porque cuando la veo sé que todo estará bien a mi alrededor. Que
nadie me lastimará y que él me ama pese a todo y a todos.
Esa clase de amor con el que puedo soñar cada noche.
Cuando yo le confieso que lo amo y el no me rechaza, al contrario, me dice que
me ama de la forma en que yo lo hago y que quiere pasar el resto de su vida
conmigo, no importa si a escondidas o al público entero. Lo importante es que,
ahí, siempre estará conmigo en las buenas y en las malas. Como en cualquier
soñado matrimonio.
Justamente aquella sonrisa me deja ver desde que apenas
tengo memoria y, desde entonces, muero por verla a cada oportunidad que tenga,
más, cuando aquella sonrisa, va dirigida a mi persona, y eso me hace sentir
muchísimo más vivo, más feliz, mucho más… enamorado.
Es por eso que es una de las infinitas razones por las
cuales me siento y estoy perdido por aquel amor prohibido.
—ya se ha terminado el ensayo—dijo David Jost,
interrumpiendo mis más profundos pensamientos—nos vemos mañana chicos—y se fue
—¿Cómo ven?—preguntó Georg—personalmente, yo no tengo
nada que hacer y tengo hambre, así que..
—si, quiero…—interrumpió Gustav
—buena idea… ¿Qué dices Bill?—y de nuevo me hipnotizo mi
igual, imposible de recitar si quiera un monosílabo… un asentimiento por parte
de mi cabeza dio tal autorización—entonces, en marcha.
Los minutos pasaron, como un rapidísimo cortometraje a
través de mis ojos, ya que, cuando me di cuenta, estaba parado frente a un
restaurant de comida rápida, ya saben, hamburguesas, y esa comida típica de chatarra.
Rápido pasamos, y cogimos una mesa, donde nos atendieron
como lo que somos y como supongo lo merecemos. Inmediatamente tomaron mi orden
y lo más rápido que sus piernas les dieron, desaparecieron por una puerta que,
supongo, daba paso a la cocina, dispuestos a cumplir nuestras ordenes tal y
como lo pedimos.
Me perdí un momento viendo como era el funcionamiento de
aquel restaurant que nunca había visto y, por ende, visitado.
Todo era absolutamente diferente a como estoy
acostumbrado pero, tiene una estancia sumamente acogedora y por lo que veo,
mucha gente piensa como yo. Admirando a mi alrededor, un leve empujón me
interrumpió de mi absorto subconsciente, volviendo a mi cruel realidad.
—hey Bill—me llamaba mi hermano—creo que estás en otro
mundo desde la mañana, ya parece que estas enamorado—uff, creo que abrí los
ojos lo más que pude y una escena cómica se dibujó en mi rostro, ya que
empezaron a reír—bien, tomaré eso como un “¡Cómo crees Tom!” porque supongo que
si ese fuera el caso me lo harías saber… ¿Verdad hermanito?
Hacérselo saber, si claro como no… es algo que vengo
pensando estas últimas semanas… que digo semanas, ¡Meses! Y sigo sin decidirme,
pero es que imaginándome una reacción negativa por parte de mi mayor, como algo
enfermo y fuera de la realidad y del buen comportamiento público, hace que se
me metan los huevos del puro miedo. Así que en estos casos, una mentira piadosa
me salva, como siempre, de una acorralada verdad.
—por supuesto Tommy, serías el primero en saberlo—si
claro, como siempre, una mirada de cordero degollado y el suficiente valor para
no temblar ni el cuerpo ni la frase, terminan por convencerlo, al fin. Lo
conozco muy bien—oh mira, ahí vienen nuestras hamburguesas
—decía alegre, puesto
que dejando a un lado mi bochornoso secreto, mi estómago ya pedía por demás
atención.
El resto de la comida fueron risas, como siempre, mis
otros dos compadres y colegas, siempre se las arreglan para poder hacer que me
olvide de mi desgracia por al menos, un momento. Una amena plática y un sabroso
aperitivo, hicieron mi tarde más agradable.
Pero entre tanta risa y coca-cola, una vejiga llena,
pedía atención.
—chicos…-llamé su atención—creo que tendré que ir al
sanitario si no os importa—dije parándome de mi asiento, sacudiendo basura
inexistente de mis finas ropas.
—vale no te hagas al drama Bill—comenzó Georg—espero que
todo salga bien—valla amigo y sus bromitas hasta en estas circunstancias.
Con una sonrisa pintada en mis labios entré a los
sanitarios, descargando cualquier liquido que no me dejase estar en paz y
tranquilo.
Y es que ese alivio me da una paz, y mi sonrisa se
agranda. Sé que me veo como un estúpido pero, ese placer que se siente al
aliviarse es inigualable.
Una vez que haya terminado y lavándome las manos al
igual que retocando mi maquillaje y acomodando mis finos cabellos por
cualquiera rebelde que se cuele hasta mi rostro, salgo con la misma sonrisa con
la que entré. Muy raro.
Pero dicha sonrisa se apagó de mi rostro al ver una
escena que es por demás, desagradable.
Una maldito estúpido le estaba gritando las más
hirientes palabras a una indefensa chica que, llorando, supongo que moría de la
vergüenza y desesperación del momento, sentimientos encontrados, bah. Yo los he
sentido también.
Trato de ignorar esto, pues mi humor ha subido pero no
de manera buena y considerable, no. Una subida de enojo y furia. Furia que se
convierte en una rabia pura y cólera inigualable al ver como este hijo de puta
jalonea a la indefensa mujer, quién tratando de defenderse, no hace más que
lastimarse, entonces fue cuando mi paciencia tuvo un límite. Nadie lastima a
una mujer.
—¡HEY TU, COBARDE DE MIERDA! —grité con todas mis
fuerzas, era incontrolable—¡SE UN HOMBRE Y MÉTETE CON ALGUIEN DE TU PUTO
TAMAÑO!—estallé.
—quien mierda te crees tú, mariquita de mierda para
gritarme así—se me fue acercando insinuante, provocativamente “furioso” pero la
verdad es que, dudo mucho que lo estuviera igual que yo.
—un cabrón con más huevos que tú—le respondí, por demás
intimidante, lo más que pude.
—supongo que sí, porque dudo mucho que alguien sin
“huevos”—utilizó comillas con sus dedos ante dicha palabra—se atreviera a
contestarme así.
—bueno, yo también dudo que si alguien al menos
“tuviera”—lo imité—se atreviera a tocarle un mísero pelo a una mujer..
—no me hagas reír, ahora eres el salvador ¿No?
—bueno, al menos si me quiero hacer el macho me meto con
alguien de mi tamaño… maldito cobarde
—te haré tragar tus malditas palabras—y diciendo esto,
un puño impactó mi cara… me hizo sentir mareado pero, así como soy, aguanto
muchísimo.
Eso sólo me ayudo puesto que, él creía que con eso me
habría derrotado… si así se pudiera decir, pero únicamente lo distrajo para mi
siguiente movida.
Un rodillazo acompañó a su abultado estómago mientras
que una patada fue directo a su cara, haciendo añicos su ceja… aunque lo
enfureciera más.
Fue entonces cuando se desató una pelea sin tapujos en
donde ambos nos destruíamos cualquier cosa que se le interpusiera a nuestras
piernas y puños. Llamando la atención de todos los presentes ahí y un sinfín de
gritos de la dama que acompañaba a la bestia a la que le propinaba semejante
golpiza.
El tiempo se paró, únicamente veía a aquel ser
repugnante que me golpeaba por donde fuere y donde quiere aumentando más mi
furia, permitiendo descargarla en la violencia hacia él. No supe cuanto tiempo
fue, y, únicamente sentí unos brazos rodeándome, desconectándome de mi fantasía
violenta.
—¡MALDITO IMBÉCIL, ME LAS PAGARÁS!—me gritaba sin
control aquella vestía que era tomada por 3 personas a lo mucho.
—¡TE LAS PAGARÉ CUANDO TENGAS LOS HUEVOS IMBECIL DE
MIERDA, MIRA COMO ME HAS DEJADO ESTUPIDO!—mis palabras y mis gritos salían
naturales de mi boca, inconscientemente las producía mi garganta, desechando
cualquier furia contenida.
—shhh, cálmate Billy—me decía alguien atrás, una voz que
conocía perfectamente—¡Dios, como te pude dejar solo!—Tommy, sí, era mi Tommy.
Era Tom quién me sostenía fuertemente por mi cintura,
susurrándome cosas, más feliz no podía estar, sumergido en mi fantasía.
Fantasía la cual no me permitió percatarme cuando ese gorila estúpido se soltó
y fue directo hacia mí.
Únicamente reaccioné al sentir un gran golpe en mi
pómulo derecho y una fuerte patada en el vientre, haciéndome doblar del más
puro dolor.
Estaba listo para recibir patadas aleatorias en m bello
rostro pero un cuerpo se abalanzó hacia él, impidiéndome más daño. Mi salvador.
—¡A EL NO LE VUELVES A TOCAR MALDITO IMBÉCIL—gritaba mi
igual, propinándole una mega paliza de su vida, defendiéndome como aquellos
días en los que era molestado por brabucones en los colegios.
El tiempo se paró, únicamente me di cuenta de la
realidad cuando estábamos en el hotel y mi hermano sostenía una enorme bolsa
helada con hielos encima de mi adolorido rostro, quitando cualquier
protuberancia de este.
—¿Estás Bien?—preguntó al verme así
—si eso creo…
—Billy, es que ¿eres un bocazas inepto?—me preguntaba
con cierto reproche y en broma—¿Por qué te peleaste?
—bueno, es que ese estúpido estaba casi que golpeando a
una indefensa mujer, insultándola a más no poder y, me enfurecí, no lo pude
evitar…
—vale pero, no lo vuelvas a hacer… mira como te dejó
—¿estoy tan mal?—pregunté con cierto miedo
—no, mañana solo serán *moretones y con un poco de
maquillaje no se notarán… ahora, estas mejor, descansa ¿Ok? Yo—desvió la mirada
hacia un punto inespecífico de la habitación—tengo, cosas que hacer, tu sabes…
—sexo ¿cierto?
—me tengo que ir Bill, aunque no lo creas, aún tengo
pena hablar esto contigo, no lo sé, es como si te pervirtiera de tu casta y
pura mente—dijo con cierta burla.
—estoy curado de espanto ya—dije, tratando de forzar una
sonrisa, viéndole alejarse… salir, cerrar la puerta.
Entonces me di cuenta que tenía que impedirlo, aunque
igual no pudiera.
—¡Espera!—dije, saliendo de mi habitación dirigiéndome a
la de él, quien ya estaba cerrando la puerta.
No me escuchó.
Maldita sea… otra vez, verle llegando con una tipa que
apenas y conoce de palabra, desconocida para mí. Verle coqueteando. Mirándola
de la forma en que me gustaría que me mirase.
Cuando me defendió, al recordar que me protegía me hizo
sentir de nuevo lo importante que soy para él. Otra razón más para amarlo como
lo hago.
Pero al verlo hacer todas y cada una de las noches esta
misma acción, es volver a partir mi corazón, y una envidia por aquellas zorras
calientes.
Dolor y tristeza es lo único que ahora puedo sentir,
resignación. Porque al fin, el no sabe nada.
—No puedes continuar así, debes decírselo—me dijo Georg
una vez que Tom cerró su habitación ¿Cómo mierda sabía?
No tengo mucho tiempo para
corregir ni betearlo. Lo lamento.
Ya saben, CopyPaste...
Espero no ofender a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario