lunes, 29 de abril de 2013

Looking at the Sky - Capítulo 2

ACTUALIZACIÓN :)
capítulo 2 ^^'
Espero les guste :)


Capítulo 2

Ensayo tras ensayo, mi igual no deja mi mente en paz. Dios es grande y hace que las letras de las canciones no abandonen mi olvidadiza y distraída mente.

¡Valla favor!

Lo único que puedo hacer, consciente o inconsciente mente, es pasar mis ojos en su escultural cuerpo y admirar mi belleza, esa la de mi igual, la de mi gemelo, pero una belleza diferente a la mía. De la cual me enamoré.

Creo que eso es fácil de observar en los conciertos, por más que intento, hay momentos en los que no puedo resistir mis propias acciones y termino recitando mi voz a mi único hermano que, en la mayoría de las veces; una sola acción hace que casi falle. Sonreír.
Cuándo me dedica esa sonrisa mi mundo cambia completamente. Porque cuando la veo sé que todo estará bien a mi alrededor. Que nadie me lastimará y que él me ama pese a todo y a todos.

Esa clase de amor con el que puedo soñar cada noche. Cuando yo le confieso que lo amo y el no me rechaza, al contrario, me dice que me ama de la forma en que yo lo hago y que quiere pasar el resto de su vida conmigo, no importa si a escondidas o al público entero. Lo importante es que, ahí, siempre estará conmigo en las buenas y en las malas. Como en cualquier soñado matrimonio.

Justamente aquella sonrisa me deja ver desde que apenas tengo memoria y, desde entonces, muero por verla a cada oportunidad que tenga, más, cuando aquella sonrisa, va dirigida a mi persona, y eso me hace sentir muchísimo más vivo, más feliz, mucho más… enamorado.

Es por eso que es una de las infinitas razones por las cuales me siento y estoy perdido por aquel amor prohibido.

—ya se ha terminado el ensayo—dijo David Jost, interrumpiendo mis más profundos pensamientos—nos vemos mañana chicos—y se fue

—¿Cómo ven?—preguntó Georg—personalmente, yo no tengo nada que hacer y tengo hambre, así que..

—si, quiero…—interrumpió Gustav

—buena idea… ¿Qué dices Bill?—y de nuevo me hipnotizo mi igual, imposible de recitar si quiera un monosílabo… un asentimiento por parte de mi cabeza dio tal autorización—entonces, en marcha.

Los minutos pasaron, como un rapidísimo cortometraje a través de mis ojos, ya que, cuando me di cuenta, estaba parado frente a un restaurant de comida rápida, ya saben, hamburguesas, y esa comida típica de chatarra.

Rápido pasamos, y cogimos una mesa, donde nos atendieron como lo que somos y como supongo lo merecemos. Inmediatamente tomaron mi orden y lo más rápido que sus piernas les dieron, desaparecieron por una puerta que, supongo, daba paso a la cocina, dispuestos a cumplir nuestras ordenes tal y como lo pedimos.

Me perdí un momento viendo como era el funcionamiento de aquel restaurant que nunca había visto y, por ende, visitado.

Todo era absolutamente diferente a como estoy acostumbrado pero, tiene una estancia sumamente acogedora y por lo que veo, mucha gente piensa como yo. Admirando a mi alrededor, un leve empujón me interrumpió de mi absorto subconsciente, volviendo a mi cruel realidad.

—hey Bill—me llamaba mi hermano—creo que estás en otro mundo desde la mañana, ya parece que estas enamorado—uff, creo que abrí los ojos lo más que pude y una escena cómica se dibujó en mi rostro, ya que empezaron a reír—bien, tomaré eso como un “¡Cómo crees Tom!” porque supongo que si ese fuera el caso me lo harías saber… ¿Verdad hermanito?

Hacérselo saber, si claro como no… es algo que vengo pensando estas últimas semanas… que digo semanas, ¡Meses! Y sigo sin decidirme, pero es que imaginándome una reacción negativa por parte de mi mayor, como algo enfermo y fuera de la realidad y del buen comportamiento público, hace que se me metan los huevos del puro miedo. Así que en estos casos, una mentira piadosa me salva, como siempre, de una acorralada verdad.

—por supuesto Tommy, serías el primero en saberlo—si claro, como siempre, una mirada de cordero degollado y el suficiente valor para no temblar ni el cuerpo ni la frase, terminan por convencerlo, al fin. Lo conozco muy bien—oh mira, ahí vienen nuestras hamburguesas

—decía alegre, puesto que dejando a un lado mi bochornoso secreto, mi estómago ya pedía por demás atención.

El resto de la comida fueron risas, como siempre, mis otros dos compadres y colegas, siempre se las arreglan para poder hacer que me olvide de mi desgracia por al menos, un momento. Una amena plática y un sabroso aperitivo, hicieron mi tarde más agradable.
Pero entre tanta risa y coca-cola, una vejiga llena, pedía atención.

—chicos…-llamé su atención—creo que tendré que ir al sanitario si no os importa—dije parándome de mi asiento, sacudiendo basura inexistente de mis finas ropas.

—vale no te hagas al drama Bill—comenzó Georg—espero que todo salga bien—valla amigo y sus bromitas hasta en estas circunstancias.

Con una sonrisa pintada en mis labios entré a los sanitarios, descargando cualquier liquido que no me dejase estar en paz y tranquilo.
Y es que ese alivio me da una paz, y mi sonrisa se agranda. Sé que me veo como un estúpido pero, ese placer que se siente al aliviarse es inigualable.

Una vez que haya terminado y lavándome las manos al igual que retocando mi maquillaje y acomodando mis finos cabellos por cualquiera rebelde que se cuele hasta mi rostro, salgo con la misma sonrisa con la que entré. Muy raro.
Pero dicha sonrisa se apagó de mi rostro al ver una escena que es por demás, desagradable.

Una maldito estúpido le estaba gritando las más hirientes palabras a una indefensa chica que, llorando, supongo que moría de la vergüenza y desesperación del momento, sentimientos encontrados, bah. Yo los he sentido también.

Trato de ignorar esto, pues mi humor ha subido pero no de manera buena y considerable, no. Una subida de enojo y furia. Furia que se convierte en una rabia pura y cólera inigualable al ver como este hijo de puta jalonea a la indefensa mujer, quién tratando de defenderse, no hace más que lastimarse, entonces fue cuando mi paciencia tuvo un límite. Nadie lastima a una mujer.

—¡HEY TU, COBARDE DE MIERDA! —grité con todas mis fuerzas, era incontrolable—¡SE UN HOMBRE Y MÉTETE CON ALGUIEN DE TU PUTO TAMAÑO!—estallé.

—quien mierda te crees tú, mariquita de mierda para gritarme así—se me fue acercando insinuante, provocativamente “furioso” pero la verdad es que, dudo mucho que lo estuviera igual que yo.

—un cabrón con más huevos que tú—le respondí, por demás intimidante, lo más que pude.

—supongo que sí, porque dudo mucho que alguien sin “huevos”—utilizó comillas con sus dedos ante dicha palabra—se atreviera a contestarme así.

—bueno, yo también dudo que si alguien al menos “tuviera”—lo imité—se atreviera a tocarle un mísero pelo a una mujer..

—no me hagas reír, ahora eres el salvador ¿No?

—bueno, al menos si me quiero hacer el macho me meto con alguien de mi tamaño… maldito cobarde

—te haré tragar tus malditas palabras—y diciendo esto, un puño impactó mi cara… me hizo sentir mareado pero, así como soy, aguanto muchísimo.

Eso sólo me ayudo puesto que, él creía que con eso me habría derrotado… si así se pudiera decir, pero únicamente lo distrajo para mi siguiente movida.

Un rodillazo acompañó a su abultado estómago mientras que una patada fue directo a su cara, haciendo añicos su ceja… aunque lo enfureciera más.

Fue entonces cuando se desató una pelea sin tapujos en donde ambos nos destruíamos cualquier cosa que se le interpusiera a nuestras piernas y puños. Llamando la atención de todos los presentes ahí y un sinfín de gritos de la dama que acompañaba a la bestia a la que le propinaba semejante golpiza.

El tiempo se paró, únicamente veía a aquel ser repugnante que me golpeaba por donde fuere y donde quiere aumentando más mi furia, permitiendo descargarla en la violencia hacia él. No supe cuanto tiempo fue, y, únicamente sentí unos brazos rodeándome, desconectándome de mi fantasía violenta.

—¡MALDITO IMBÉCIL, ME LAS PAGARÁS!—me gritaba sin control aquella vestía que era tomada por 3 personas a lo mucho.

—¡TE LAS PAGARÉ CUANDO TENGAS LOS HUEVOS IMBECIL DE MIERDA, MIRA COMO ME HAS DEJADO ESTUPIDO!—mis palabras y mis gritos salían naturales de mi boca, inconscientemente las producía mi garganta, desechando cualquier furia contenida.

—shhh, cálmate Billy—me decía alguien atrás, una voz que conocía perfectamente—¡Dios, como te pude dejar solo!—Tommy, sí, era mi Tommy.

Era Tom quién me sostenía fuertemente por mi cintura, susurrándome cosas, más feliz no podía estar, sumergido en mi fantasía. Fantasía la cual no me permitió percatarme cuando ese gorila estúpido se soltó y fue directo hacia mí.

Únicamente reaccioné al sentir un gran golpe en mi pómulo derecho y una fuerte patada en el vientre, haciéndome doblar del más puro dolor.

Estaba listo para recibir patadas aleatorias en m bello rostro pero un cuerpo se abalanzó hacia él, impidiéndome más daño. Mi salvador.

—¡A EL NO LE VUELVES A TOCAR MALDITO IMBÉCIL—gritaba mi igual, propinándole una mega paliza de su vida, defendiéndome como aquellos días en los que era molestado por brabucones en los colegios.

El tiempo se paró, únicamente me di cuenta de la realidad cuando estábamos en el hotel y mi hermano sostenía una enorme bolsa helada con hielos encima de mi adolorido rostro, quitando cualquier protuberancia de este.

—¿Estás Bien?—preguntó al verme así

—si eso creo…

—Billy, es que ¿eres un bocazas inepto?—me preguntaba con cierto reproche y en broma—¿Por qué te peleaste?

—bueno, es que ese estúpido estaba casi que golpeando a una indefensa mujer, insultándola a más no poder y, me enfurecí, no lo pude evitar…

—vale pero, no lo vuelvas a hacer… mira como te dejó

—¿estoy tan mal?—pregunté con cierto miedo

—no, mañana solo serán *moretones y con un poco de maquillaje no se notarán… ahora, estas mejor, descansa ¿Ok? Yo—desvió la mirada hacia un punto inespecífico de la habitación—tengo, cosas que hacer, tu sabes…

—sexo ¿cierto?

—me tengo que ir Bill, aunque no lo creas, aún tengo pena hablar esto contigo, no lo sé, es como si te pervirtiera de tu casta y pura mente—dijo con cierta burla.

—estoy curado de espanto ya—dije, tratando de forzar una sonrisa, viéndole alejarse… salir, cerrar la puerta.

Entonces me di cuenta que tenía que impedirlo, aunque igual no pudiera.

—¡Espera!—dije, saliendo de mi habitación dirigiéndome a la de él, quien ya estaba cerrando la puerta.

No me escuchó.

Maldita sea… otra vez, verle llegando con una tipa que apenas y conoce de palabra, desconocida para mí. Verle coqueteando. Mirándola de la forma en que me gustaría que me mirase.

Cuando me defendió, al recordar que me protegía me hizo sentir de nuevo lo importante que soy para él. Otra razón más para amarlo como lo hago.

Pero al verlo hacer todas y cada una de las noches esta misma acción, es volver a partir mi corazón, y una envidia por aquellas zorras calientes.

Dolor y tristeza es lo único que ahora puedo sentir, resignación. Porque al fin, el no sabe nada.

—No puedes continuar así, debes decírselo—me dijo Georg una vez que Tom cerró su habitación ¿Cómo mierda sabía?



No tengo mucho tiempo para 
corregir ni betearlo. Lo lamento.
Ya saben, CopyPaste...
Espero no ofender a nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario