OneShot, que también
escrito hace mucho. Uno de
los primeros. Espero sea de
su agrado.
Pareja Principal: Bill-Original
Género: Hetero
Advertencias: Romance, Drama.
Finalizado: Sí
Resumen:
"Como cada año... desde que la conoció."
Capítulo Único
Se le hacía tarde de nuevo. Siempre era lo mismo, pero
ahora era importante la situación y simplemente le volvía a pasar.
El mismo año ni se diga. Creo que fue peor y, es que
casi se mata. Pero aquel pelinegro sabe que al final, todo saldrá mejor de lo
que espera y, espera, que este año no sea la excepción.
Se despide alegremente de la recepcionista que trabaja
en la empresa que él mismo dirige. Una de modas y esas cosas que, por ende,
muchos no entenderían. Más muchos admiran.
Con portafolios en mano y chaqueta en el mismo
antebrazo, cogiendo el celular con la extremidad libre para poder hacer una
buena llamada. Aunque incómodo. Pero es lo mejor que puede lograr a través de
tanto poco tiempo empleado.
—Correcto, ajm si claro… ok, entonces te espero a la
salida de aquel lugar… si no te preocupes pero, lo necesito urgentemente… de
eso ni te fijes, tengo hasta para regalar. No, no presumo… ¡Ah! tu mismo
empezaste…—Y sin darse cuenta aquel chiquillo de 15 años volvió a florecer,
puesto que estaba haciendo uno de sus famosos berrinches en la recepción, a las
afueras del edificio—. Okay, entiendo… entonces paso en aproximadamente 5
minutos… ok, pero apúrate amigo… si… uno precioso… ammn no lo sé… hahaha sí
¡ROSAS ROSAS! Son sus favoritas… si como siempre… ajm… vale me tengo que ir a
coger el coche, te veo… chao…—Y cortó.
Como dije, siempre era lo mismo para aquel chico.
Hace 5 años… que contrajo nupcias con el amor de su vida
y, ahora 2 gemelitos estaban en camino después de tanto esperar. Hoy,
precisamente, en éste mismo día; hace 5 años dijeron el sí frente a frente,
jurándose amor eterno. Y es que así era hasta el momento. El más puro y pulcro
amor intacto después de años y, que ahora florecía con unos hermosos bebés en
el vientre materno que, ansiosa esperaba en este momento haciendo una gran
tarta para celebrar ese día tan especial.
—Hola Tom —saludaba la chica que recibía a su cuñado con
delantal y guantes puestos—. Perdona cuñado que te reciba así pero, tu sabes
que…
—Hoy es una fecha bastante especial y estas preparándole
la tarta favorita que mata a mi hermano por cómo le encanta —Se burlaba
literalmente.
—Así es, si quieres ayudarme, está bien… supongo que no
debe tardar.
—No tengo nada que hacer, así que… ya que —Se burló de
nuevo—, y bien, ¿cómo están mis sobrinos favoritos?
—Enormes —Exageraba la chica—. Están creciendo
demasiado, apenas y los aguanto pero, únicamente dos meses más y los veré y
tendré conmigo…
—Ya no aguanto…
—Hay Tom, yo tampoco pero, ven, que aún me falta mucho…
ah y gracias por venir…
—Es un día especial para ustedes, para mí también y, sin
mencionar que mi hermano me quiere en esto…
—Eres importante para él —reflexionaba—, así que sí, es
obvio que te queremos aquí…
—Gracias y bueno… manos a la obra —recitó antes de
empezar a ayudar a Amelia a realizar la tediosa tarta de compromiso.
En ese momento y en otro lugar del mundo, un pelinegro
bajaba del coche hacía un establecimiento donde alguien lo esperaba.
—Oh… señor Kaulitz —saludaba el dependiente—, muy
buenas… tenga usted sus días…
—Jajá, que gracioso —ironizó—. Bueno, vine por el
pedido, ¿lo tienes?
—Así es amigo.
—Ernest, sí que eres de confianza.
—Sabes que sí viejo, mira… ésta es —Le mostró un hermoso
collar de corazón que días antes, había pedido—. Entonces…
—Muchas gracias, dámelo por favor
—Aquí está —Le pasó una pequeña cajita de terciopelo con
un enorme moño adornándolo a lo que Bill pagó para volver a correr he irse a su
casa. Tendría que llegar a tiempo si quería sobrevivir y pasar bien a su
historia.
—Vale Er… nos vemos amigo… tengo prisa —Se apresuró—. Adiós.
—Adiós Bill
Corriendo a su coche de nuevo, se encaminó en una larga
y tediosa carrera de nuevo a su casa.
Caminos pasaban y pasaban frente a sus grandes orbes
cafés que no hacían nada más que brillar de felicidad y emoción tras recordarse
que pasó ya un año más desde que consumaron su gran amor.
Sin embargo, pronto un gran negocio de flores de todo
tipo cruzó rápido sus pupilas y de repente hizo rechinar las llantas del
sagrado coche por el repentino frenado que conllevó tal descubrimiento.
Sin pensarlo más éste frenó en total y, bajándose
rápidamente del Cádillac se dirigió al negocio que yacía frente a él. Después
de todo, debía continuar con la tradición.
—Buenas tardes —saludó amablemente
—Buenas tardes señor —Una creciente sonrisa falsa
acompaño al dependiente, al fin, debía hacer su trabajo—. Dígame… ¿En qué le
puedo servir?
—Busco unas rosas, unas rosas preciosas… ¿Qué color las
tiene? —preguntó ya más convencido. A Amelia, le encantaban las rosas.
—Pues, tengo de muchos colores… mire —Le mostró toda la
gama de colores que en ese momento se le hacían posibles—; sólo que de ésta ya
me queda solo uno.
Le mostró un ramo de rosas rosas las cuales no se había
percatado pero, al verlas, encantado fue decir poco, puesto que quedó
embelesado con su belleza y únicamente pudo pensar en algo cuando las observó.
O más bien en alguien.
—Estas están preciosas —dijo aún contemplando el ramo—, me
las llevo…
—Claro, ¿quiere que les corte el tallo?
—Sólo un poco por favor —Sacó un par de billetes,
suficientes para pagarle mientras el señor hacía su labor. Hasta que se las
hubo entregado—. Muchas gracias y buen día.
—Las gracias se las debo a usted. Suerte.
—Gracias, las necesitaré —Le contestó de regreso,
terminando la corta conversación.
Con esto se fue directamente a la casa que compartía con
su amada esposa, la cual debería estar esperándolo desde hace un par de horas.
Con los nervios y emociones de punta. Llegó a su
destino. Su corazón latiéndole a mil como la primera vez. Cuando la observó tan
linda y tan hermosa como siempre que supo que, ella era la mujer de su vida y fue
ese día en que le propuso matrimonio.
Con una sonrisa en el rostro, giró la llave para poder
entrar a su recinto. Donde un hermoso y delicioso aroma le llegó a las fosas
nasales. Deleitándole este acto. Pues era de su torta favorita. Ella siempre lo
sorprendía.
—Buenas noches —ironizó su igual—. Felicidades hermano,
mira que ya he felicitado a Amelia, pero me faltas tú.
—Gracias Tom… dime, ¿Dónde está mi princesa y
princesitas?
—En la habitación, anda ve…—le animó.
Y así fue. Corrió hacia su recamara donde dormía todas
las noches con aquella mujer que era el amor de su vida. Abriendo la puerta
tras jalar la perilla y viendo al ser que, al menos para él, era el más
perfecto del universo.
Con su perfecto cuerpo y barriguita, delineado y
cubierto por un hermoso vestido color vino, que resaltaba sus curvas
perfectamente y hacía contraste con su hermoso cabello negro. Sus perfectas
facciones en el rostro delineadas por las finas capas de maquillaje, que, con o
sin él la hacían ver fantástica. Y esa sonrisa la cual lo enamoraba cada que se
hacía presente tras sus pupilas. Haciéndole sacar la suya misma.
Ella aún no se percataba de su presencia y, Bill
aprovechó para poder rodear su cuello con el fino objeto de oro que compró
horas antes. Sorprendiéndola y sacándole una sonrisa, al mismo tiempo que de
sus labios florecían las palabras “feliz aniversario”.
—Te amo mi amor —terminaba su frase y la abrazaba por
detrás, en su cintura—. Y a mis pequeños también.
—Ellos y yo también te amamos mi vida —Le sonreía—. Mira
que te preparamos la tarta que más te gusta.
—Es lo primero que agradecí cuando llegué
—Mi cuñado también ayudó
—Bueno… a él también le agradezco —Soltó una pequeña
sonrisa a la vez que besaba sus maquillados labios—. Mira mi vida, esto es lo
más importante para mi.
Le mostró el ramo de rosas que yacía en la cama.
Olvidado por un momento.
Amelia sonrió como ella lo sabe hacer. Sorpresivamente,
sus ojos se le cristalizaron y una gran sonrisa acompañó su hermoso rostro.
Encantada.
Un beso, un abrazo por parte de ambos y un te amo bastó
para hacer como rutina, algo también completamente diferente por el resto del
día.
Disfrutaron de la rica torta y una hermosa noche. Tom al
final se fue y los pequeños amantes disfrutaron de una hermosa noche.
Diciéndose con las caricias que se daban lo mucho que se amaban.
Como cada año… pero al fin…
Completamente diferente.
Me costó mucho trabajo. Apenas
lo re-abrí y tenía DEMASIADAS
faltas ortográficas que tuve que corregir
en su mayoría, pido perdón si se me
pasó alguna. Eran tantas que fue tedioso.
Espero haya sido de su agrado, volveré
con más ;)
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